A Real Pain
El eco de una película ficticia y una versión real. Un viaje por Ucrania …
“Viajar es fatal para los prejuicios, la intolerancia y la estrechez de la mente” … Mark Twain
“A Real Pain” (2024) es una película escrita, dirigida y protagonizada por Jesse Eisenberg, ampliamente elogiada por su enfoque original que aborda temas complicados como el duelo, la identidad y la memoria histórica. Se trata de dos primos estadounidenses, jóvenes (en su treintena), contemporáneos, que tras la muerte reciente de su abuela emprenden un viaje a Polonia para reencontrarse con sus raíces familiares judías, y para honrarla, por haber sido ella sobreviviente del Holocausto. Son personalidades que contrastan. Ambos de apellido Kaplan, David (interpretado por Eisenberg), está casado y tiene un hijo, es un tipo reservado con un trabajo estable que reside en la ciudad de New York; el otro, Benji (Kieran Culkin), es bohemio, extrovertido, caótico, desempleado, y vive en el sótano de la casa de sus padres en una pequeña ciudad industrial cercana.
La película recibió más de 90 nominaciones para galardones dentro de la industria cinematográfica incluyendo una, que, a pesar de la seriedad de su contenido, fue por la mejor comedia del año. ¡Qué tal! Eisenberg fue merecedor de varias de ellas por el mejor guión incluyendo el Oscar y fue premiado en el Festival de Sundance y el BAFTA del 2025. Kieran Culkin ganó todos los premios existentes en su categoría como mejor actor de reparto por su genial actuación.
El talentoso Jesse Eisenberg tiene 41 años y nació en Queens, NY. Sus abuelos (no sé si viven o no) también nacieron en USA y eran, o son, judíos asquenazíes originarios de Polonia y Ucrania. Fue su bisabuelo paterno el que migró de Polonia a los Estados Unidos antes de la Segunda Guerra Mundial, y aunque el filme fue inspirado en la historia de una tía abuela que escapó de la persecución nazi, el guión es totalmente ficticio. Él trató de hacer una película basada en situaciones que podían ser reales, dramática y humorística a la vez.
Mientras la miraba recientemente, me decía a mí mismo, “yo viví una historia muy parecida, pero una de verdad” (y muy seria), de hace 6 años cuando viajé con mi primo a Ucrania. Recordé que diluíamos algunas “miserias” durante el camino al igual que los primos norteamericanos, ellos lo hacían fumando marihuana, nosotros tomábamos Johnnie Walker Black...
Éramos dos adultos de 67 años, con pasados paralelos y memorias compartidas que fuimos a visitar el pueblo de nuestros abuelos en donde nacieron, de entre nueve hermanos, nuestras madres respectivas. Una que logró escapar de Europa justo antes del estallido de la guerra y la otra que sobrevivió a un campo de concentración…
A Real Pain (sin entrar en detalles para que la puedan ver)
David y Benji se encuentran en el aeropuerto JFK de la ciudad de Nueva York y viajan a Polonia (presumiblemente Varsovia) en donde se unen a un pequeño grupo de turistas para hacer un tour de visitas judías relacionadas con el Holocausto. El guía es un joven británico, no judío, “neutral”, que trata de mantener orden y equilibrio entre los participantes emocionalmente involucrados.
El tour comienza en “el Gueto de Varsovia”, el lugar y símbolo del encierro y la deshumanización de más de 400 mil judíos polacos. Visitan el “Monumento a los Héroes del Gueto” que honra el levantamiento de abril de 1943, uno de los actos más heroicos de la resistencia judía durante el Holocausto. Luego el propio gueto, y el “Monumento al Alzamiento de Varsovia” dedicado a los combatientes polacos, civiles y militares, caídos durante la revuelta armada contra el ejército alemán en 1944.
Los turistas continúan el viaje a Lublin, la “Oxford Judía”, conocen el cementerio judío y la tumba del Rabino Jacob Kopelman Levi (1541), la más antigua de Polonia. Y la parada obligada, en el campo de concentración más cercano, “Majdanek”, que siempre conmoverá a cualquier visitante por su historia de hacinamiento, trabajos forzados, hambruna, y por el exterminio de más de 235 mil judíos en cámaras de gas entre 1941 y 1944.
Durante todo el trayecto surgen tensiones entre los primos. David es responsable y reservado emocionalmente, Benji es hipersensible, impulsivo, con problemas de salud mental y conductas erráticas que incomodan al grupo. Se convierte en un “real pain in the …”. David intenta hacer control de daños y Benji, a medida que avanza el viaje entra en una crisis emocional, existencial, como en la que, en un acto de rebeldía, no queriendo banalizar el horror, se niega en redondo a tomar fotografías en el campo de Majdanek…
Finalmente, después de visitar algunos pueblos y sinagogas de la región, llegan a la antigua casa de la abuela en algún lugar de Polonia oriental (la película no lo precisa). La observan sólo desde afuera. Tiene residentes locales, no judíos, que no están relacionados con ellos. Descubren que hay un límite entre la “memoria” y la realidad.
Regresan a Nueva York, David invita al primo a su casa, Benji lo rechaza y se queda en el aeropuerto contemplando a los viajeros a su alrededor…
La memoria no se hereda, se recorre. Un viaje por Ucrania
“Viajar es una medicina contra la ignorancia” … No sé quién lo dijo
Tengo un primo hermano materno, uno de varios, que nació tres meses antes que yo, en Bucarest de donde salió a los 21 años hacia París. Ahí terminó sus estudios de Ingeniería y poco tiempo después decantó en USA. Nos conocimos en Paris recién él emigrado en 1972. Yo, nacido en Caracas, latinoamericano puro e irreverente, iba de mochilero, cerca de terminar mis estudios de Medicina. Logramos conectarnos a pesar de nuestras diferencias culturales, las ajenas a nuestra herencia judía, y mantenernos en contacto con el andar del tiempo. Hace 6 años, hicimos juntos un viaje con un itinerario sorprendentemente parecido al que hicieron David y Benji…
El 5 de mayo del 2019 nos encontramos en el aeropuerto JFK de Nueva York (él venía de Miami y yo de Caracas) para montarnos en un avión de Ukrainian International Airlines rumbo a Kiev. Bien atendidos, durante el vuelo, aterrizamos 10 horas más tarde en Boryspill, aeropuerto grande y moderno, repleto de gente (cerrado actualmente por razones obvias) con un wifi rápido, gratuito, típico de países avanzados en tecnología (como lo han demostrado los ucranianos recientemente con los drones en la guerra contra Rusia - ¡y ya vienen los carros robóticos armados! -)…
Kiev resultó una sorpresa, una ciudad milenaria, con grandes autopistas y edificios modernos sumados a los típicos de la era soviética, mezclados con un montón de Iglesias Ortodoxas y sus cúpulas doradas. El río Dnieper la atraviesa de norte a sur. En su orilla oeste están la Catedral de Santa Sophia y el Monasterio Azul de San Miguel y a pocos metros la estatua del gran héroe “Bogdan Jmelnytsky”, a quien le dedicaré algunas palabras al final de esta historia…
Visitamos la Plaza de la Independencia con su imponente obelisco de 60 metros de altura, los pequeños mausoleos a su alrededor conmemorando la revolución naranja del 2004 y la europeísta del 2013 que produjo 100 muertos hasta su final en febrero del 2014. Y por supuesto, hicimos el tour judío. Visitamos la casa de Golda Mayerson (Golda Meir) y la de Sholem Rabinovich (Sholem Aleichem) figuras emblemáticas, una para la política y el sionismo y el otro para la cultura y la literatura Yiddish. Huyeron hacia USA, ella con su familia en 1906, y él en 1905, siempre escapando del antisemitismo y de los pogromos prevalentes en Ucrania. Y Babyn Yar, por donde comenzó el Holocausto nazi (también iré para allá) …
Nuestro destino principal era el oblast de Chernivtsi (Czernowitz), su capital del mismo nombre y una pequeña población cercana, un antiguo “shtetl” (villas con alta concentración judía) llamado Stanesti. Después de un vuelo de 45 minutos hacia el suroeste de Kiev aterrizamos allí, en un aeropuerto bastante rústico.
Czernowitz, una ciudad de 250 mil habitantes conserva la atmósfera de su pasado austrohúngaro (cambió de frontera varias veces). No era Oxford, pero sí la llamaban la “Viena del Este”, la “Jerusalén sobre el río Prut”. Antes del inicio de la Segunda Guerra Mundial tenía 190 mil habitantes, 90 mil eran judíos, en su mayoría intelectuales, empresarios, médicos, escritores, músicos, abogados y etc. Durante la guerra hacinaron en un gueto a 50 mil de ellos que luego fueron deportados a un campo mayor en Transnistria en donde la mayoría fallecieron por inanición (elegante eufemismo de la palabra “hambre”).
Visitamos lo que quedaba de la presencia judía (al momento de de nuestro viaje había 900 judíos, la mayoría israelíes retornados), la Gran Sinagoga convertida hoy en día en un cine conocido por los locales como la “Cinemagoga”, y el cementerio de la comunidad (por cierto, mi primo es presidente de una fundación que rescató 65 mil tumbas de ese cementerio -eso es otra historia-).
Salimos manejando hacia el sur, cruzamos el río Prut y unas estepas muy verdes, dirigiéndonos hacia la cordillera húmeda de los Cárpatos. Paramos en Sadagura y visitamos la sinagoga de Israel Friedman, discípulo directo del creador del Hasidismo, Israel Ben Eliezer, el “Shem Tov”. Luego Wiznitz, en donde los nietos de Friedman fundaron una gran dinastía presente hoy día en Israel, New York y Canadá. Y llegamos a nuestro destino principal…
Stanesti era un “shtetl” cualquiera, de entre los más de 50, que existían antes de la guerra en la periferia de Czernowitz, pero sufrió una “tragedia” particular. A principios de 1941, ante la inminente invasión alemana, los soviéticos se retiraron y con ellos deportaron a los más prominentes miembros de las comunidades judías. Nuestro abuelo “Aizic”, era muy religioso y próspero. Seguía la tradición de muchos judíos de los tiempos de la Mancomunidad Lituano Polaca, vendía licor. Y los rusos se lo llevaron a Siberia, con la poca familia que le quedaba ahí. La mayoría de sus 9 hijos estaban dispersos, 2 varones en Palestina, una hija en Polonia, otra deportada a Transnistria, y mi mamá, que, a principios de 1939, a los 20 años, escapando de una “aventura amorosa” (qué cuento), se fue para Cuba donde vivía el mayor de sus hermanos. Poco después, en junio de 1941, fueron asesinados 137 miembros de la comunidad judía del pueblo. Los perpetradores fueron sus propios vecinos ucranianos. Los mataron con sus instrumentos de trabajo, con sus martillos, palas, rastrillos y machetes…
Stanesti hoy, es una comunidad rural agrícola, de alrededor de 5 mil habitantes. Tiene una sola calle principal, la única asfaltada; las aledañas son de tierra, rodeadas de extensos campos verdes cultivados. En medio de uno de ellos encontramos un cementerio judío con 3 mil lápidas, perfectamente delimitado por una maleza silvestre que nos impedía caminarlo. Lo rodeamos. Vimos en la periferia una tumba con nuestro apellido materno, “Karpel”…
Encontramos “nuestra casa” en la calle principal, rectangular, de dos pisos, propiedad de la municipalidad. En la planta inferior había una biblioteca pública y una farmacia en el sitio donde originalmente estaba la taberna del abuelo. Teníamos las coordenadas provenientes de las historias de la familia. Entramos. El piso superior estaba abandonado. Ahí, al quinto día de Yom Kipur, cada año, hasta 1941, removían el techo y lo cubrían parcialmente con ramas de árboles, para convertir la casa en una Sucá y celebrar la fiesta de los Tabernáculos…
Ya en camino de regreso, al salir de Ucrania hicimos una última escala en Cracovia, Polonia. Visitamos la ciudad, el barrio judío, la fábrica de Schindler. En una de sus paredes, entre muchas, estaba la foto de un miembro prominente de mi comunidad de Caracas. Había otra parada, una obligatoria, a 45 minutos en carro. Auschwitz …
Debo decir que mi primo se resistía a ir, pero finalmente nos anotamos en un tour, de esos convencionales que ofrecen las compañías de turismo locales, que resulta ser ¡el más popular y concurrido de toda Polonia! (en Ucrania es el de Chernóbil). Así es la naturaleza humana, el “turismo oscuro”, el morbo, lo trágico, es lo que más atrae gente. Auschwitz recibe más de dos millones de personas de todas partes del mundo cada año. La guía de nuestro grupo, una joven local, nos recordaba cada vez que podía, que el campo no era operado por polacos, y que, aunque no en la misma proporción, ellos también fueron víctimas de los nazis (¿por qué sería que insistía tanto en eso?, me pregunto yo) …
“El trabajo libera” ¡Infame!
Eso dice la frase en hierro forjado que está en el tope de la reja de entrada al campo. Vimos las barracas, miles de maletas originales con los nombres de sus antiguos dueños, vitrinas con dos toneladas de cabello humano usado para la venta, las cámaras de gas, latas vacías del Zyklon B, los crematorios, el Muro de las Ejecuciones, monumentos austeros integrados al paisaje del horror. Una visita silenciosa, emotiva…
Entre 1942 y 1944, en Auschwitz, los nazis asesinaron a 15 mil prisioneros soviéticos, 23 mil gitanos,140 mil polacos y a un millón cien mil judíos de toda Europa…
Mi primo no quiso sacar fotos ni a aparecer en las muy pocas que yo tomé…
Algunos (solo algunos) hitos históricos
“El hombre es el mayor enemigo del hombre” … David Hume
En los alrededores del año 900, tribus finas y eslavas fundaron el poderoso estado Rus de Kiev, un rectángulo de un millón de kms2, atravesado por el medio, de norte a sur, por el río Dnieper, desde el mar Báltico hasta el mar Negro. Entre las cruzadas y los mongoles a caballo, cayeron en 1240. Se dividieron en tres estados eslavos, la República de Novgorod (Bielorrusia), el Principado de Moscú y el Reino de Rutenia (Ucrania). Cien años más tarde Novgorod pasó a manos del Principado de Moscú y Rutenia a la Mancomunidad Polaco Lituana. Los polacos habían aparecido como nación en el 1025 y tempranamente se convirtieron al cristianismo. Una reina polaca y un gran duque lituano se casaron en 1385 y consolidaron la mancomunidad, también llamada República de las Dos Naciones. Había judíos en Polonia y en el Rus de Kiev desde el siglo X y continuaron llegando huyendo de las persecuciones en Europa occidental. Allí vivieron un periodo de esplendor. A partir del siglo XV comenzaron los ataques locales y aparecieron los “libelos de sangre” …
En el año de 1648 se inició una rebelión popular en el Reino de Rutenia que la independizó. Fue liderada por un líder cosaco de la baja nobleza llamado Bogdan Jmelnytsky, que comulgaba en la Iglesia de Bizancio. Bajo la bandera de la lucha contra el despotismo levantó una legión de 60 mil hombres con la que atacó a los ejércitos polacos, católicos, y a los judíos considerados sus aliados naturales. Arrasaron. Aparte de los saqueos, violaciones, decapitaciones, contra los judíos hubo una saña particular. Los desollaban, los evisceraban y los dejaban a merced de perros salvajes, entre otras atrocidades, que pudieran hacer palidecer en crueldad, al propio Holocausto nazi. Murieron decenas de miles.
Bogdan Jmelnytsky, el autor de la primera catástrofe genocida de la historia moderna de los judíos, es considerado hasta el día de hoy como el Padre de la Patria Ucraniana y gran defensor de la Iglesia Ortodoxa. Las monedas locales y los billetes de 5 grivnas llevan su imagen. La independencia de Rutenia duró 10 años hasta que voluntariamente se sometieron al Principado de Moscú. La República de las Dos Naciones fue desintegrándose paulatinamente hasta desaparecer del mapa europeo en 1795. Quedó repartida entre el Imperio Ruso, el Reino de Prusia y el Imperio Austrohúngaro. Los estereotipos en esos territorios aumentaron y surgieron formas modernas de antisemitismo. Se popularizaron las teorías conspirativas (“Los Protocolos de los Sabios de Sion”), las exclusiones de ciertas profesiones y aparecieron los pogromos…
Polonia reapareció en el mapa después de la Primera Guerra Mundial. Y el antisemitismo se intensificó. Hubo colaboración e indiferencia frente al exterminio nazi. El 10 de julio de 1941 en el pueblo de Jedwabne, durante la ocupación, alrededor de mil quinientos judíos fueron torturados y quemados en un granero por la población local. En 2001, el entonces presidente del país, Aleksander Kwasniewski, ofreció una disculpa oficial por esos hechos. También hubo muchos polacos que ayudaron a salvar judíos, reconocidos como “Justos entre las Naciones” en Yad Vashem, Jerusalén…
El 26 de septiembre de 1941 los nazis ocuparon Kiev. Había 200 mil judíos entre los 800 mil habitantes. Al borde de un barranco llamado Babyn Yar, fueron fusilados 33 mil judíos en las primeras 48 horas dando comienzo al Holocausto. Los cadáveres caían al fondo de aquella fosa natural. En los siguientes dos años eliminaron a 70 mil más, siempre con la colaboración de los civiles, o como mínimo, con su indiferencia…
El 19 de abril de 1943, el joven Mordejai Anielewicz, bajo el lema “no iremos como ovejas al matadero”, lideró el heroico levantamiento del Gueto de Varsovia. Hubo 55 mil víctimas judías entre muertos y deportados a los campos de concentración nazi. Anielewicz murió junto con otros 120 combatientes, el 8 de mayo, en un búnker en la calle Mila 18…
En Ucrania antes de la Segunda Guerra Mundial, y a pesar de los continuos pogromos, la población judía era de 2 millones 100 mil. Un millón y medio, el 70 %, fueron asesinados en el Holocausto. En Polonia eran cerca de 3 millones y al final sobrevivieron 300 mil …
El 4 de julio de 1946, y ¡uf!, una turba de civiles polacos con participación de policías y soldados, asesinaron en Kielce, Polonia Oriental, a 42 judíos, linchados públicamente a golpes, ¡que habían regresado tras el fin de la guerra!, so pretexto de haber secuestrado a un niño polaco cristiano para un “ritual de sangre” … (Increíble)
En una encuesta llevada a cabo por el Centro de Investigaciones Pew en el 2019 se encontró que el 5 % de los ucranianos rechazaban a los judíos como ciudadanos de su país (raro, y escogieron además a un presidente judío) en comparación con el 23 % de los lituanos, 22 % de los rumanos, 19 % de los checos, 18 % de los polacos y el 14 % de los rusos y húngaros.
Finalmente
En el programa “Real Time With Bill Maher” del 24 de enero de este año, Jesse Eisenberg, que es un joven idealista, involucrado en causas sociales hacia los más necesitados, dijo sentirse agradecido con la gente que preserva los “memoriales” de su propia familia en Polonia, que “era una pena que tantos judíos americanos polaco descendientes tengan una actitud negativa hacia ellos por culpa de su antisemitismo”, y que, “quería reconectarse con el país de origen de su familia y reparar las relaciones judío polacas de la diáspora”…
El 5 de marzo del presente año, el presidente de Polonia Andrzej Duda, le concedió la ciudadanía polaca a Jesse Eisenberg por sus raíces familiares y por contribuir con la reconciliación entre su país y la comunidad judía.
No puedo dejar de tenerle simpatía a los ucranianos hoy en día cuando son invadidos y bombardeados por los rusos sin ninguna razón desde febrero del 2022. Pero si a mí, al término de mi viaje, Zelensky me hubiese ofrecido la ciudadanía ucraniana, yo le hubiera respondido, “no no, gracias” …
“A Real Pain” es una película que transita de una relación personal hacia lo colectivo. A Bill Maher, y creo que al igual que el público norteamericano, le “encantó” la dinámica de los primos y el enfoque respetuoso del Holocausto dentro de lo que se puede llamar “una comedia”.
Y ¿dónde está el “dolor real”? Porque se puede callar. ¿En el duelo por la abuela? ¿En el primo depresivo, errático y atormentado que perturba el viaje? ¿En la memoria colectiva familiar? ¿El Holocausto? Posiblemente en todas ellas…
Nuestro viaje fue una experiencia compartida con madurez, en donde al igual que los protagonistas de Eisenberg, caminamos por donde caminaron nuestros antepasados, “recorrimos” nuestra propia historia que es inseparable de la memoria reciente de la diáspora judía. Fue una vivencia enriquecedora y, además de alguna lágrima por ahí, “la pasamos buenísimo”…
Alberto Salinas Karpel, escritor (y cirujano en libre retiro)
En Miami, 8 de junio del 2025
Para Sasha, mi primo …
PD: “A Real Pain” se puede ver en Amazon Prime, Disney entre otras. Relacionada con el retorno a sus casas de los sobrevivientes del Holocausto, hay una película húngara, que se llama “1945”. Es gratificante, poética, brutalmente buena, está por ahí en alguna plataforma de streaming…
En mayo del 2022, con la invasión rusa caliente, escribí, a mi manera, la historia de “Los Judíos, Ucrania y mi familia” en donde narro los eventos históricos que sustentan las demandas de Putin sobre ese territorio y también con más detalles, mi viaje a Ucrania. Mi editora (porque ahora tengo una editora), insistió en que, aunque no toca ningún tema médico, lo incluyera en mi libro “La noble profesión” que espero saldrá publicado en los próximos días. Mientras, lo colgué en mi blog para quien quiera leerlo, https://albertosalinasescritor.blogspot.com/2025/06/los-judios-ucrania-y-mi-familia-
Desde que me mudé a Miami en el 2020 camino religiosamente todos los domingos en la mañana con mi primo. No hay duda de que nuestros vínculos se estrecharon después de nuestro viaje. Su hija recientemente nos preguntó quién de los dos fue “el pain in the …”, raudos y veloces, nos señalamos el uno al otro ….
Ahhh, y Benji tal vez no estaba tan loco…
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